jueves, 28 de agosto de 2008

LOS ULTIMOS DE VARSOVIA NO QUIEREN QUE LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA LES OLVIDE

Los últimos de Varsovia no quieren que la democracia española les olvide
17.08.08 - P. S.


«En los años 50 llegamos a ser unos 300 españoles en Polonia. La mayoría vivíamos en Varsovia y en las zonas mineras de Silesia (sur del país). A pesar de la dureza del exilio, éramos bastante felices», recuerda Consuelo. La mayoría de ellos eran comunistas que abandonaron el país tras el triunfo del alzamiento franquista. Casi todos han fallecido o regresaron a España después de la muerte del dictador.

En Varsovia, además de Consuelo, sólo quedan cuatro, muy mayores y enfermos. María San Sebastián es la decana del grupo: tiene 100 años y quiere seguir viviendo mientras el cuerpo aguante. También aragonesa, reside desde medio siglo en Varsovia, donde derrocha agradecimiento al pueblo polaco porque le brindó el cariño y apoyo que le negaron las democracias europeas tras la victoria del general Franco.

La castellana Francisca Sacristán tiene 90 años recién cumplidos. No llegó a Polonia como refugiada política, pero estaba casada con un comunista español que sí tuvo que escapar de las garras del franquismo. Jaime Bové es catalán y tiene 85 años. Polonia le abrió sus puertas y su corazón. Está muy enfermo y ya apenas se levanta de la cama. Ni siquiera pudo acudir al cumpleaños de su buena amiga Francisca.

Enriqueta Roca también es aragonesa, como Consuelo y María, y como ellas vivió muchos años en Cataluña antes de exiliarse. Nadie sabe con certeza su edad. Ella, coqueta, la oculta.

Los últimos cinco exiliados españoles que sobreviven en Varsovia no quieren que la España democrática les olvide. «Hicimos lo que teníamos que hacer y no queremos medallas, sólo pedimos que España se acuerde de nosotros porque también somos españoles y queremos a nuestro país», pide Consuelo.

sábado, 2 de agosto de 2008

AGUSTI CENTELLES Y EL EXILIO

A mi hijo Sergi y a los que puedan venir..." El fotógrafo Agustí Centelles (Valencia, 1909-Barcelona, 1985), considerado por muchos "el Robert Capa español", comenzó con estas palabras el retrato de sus días en Bram "recluido en un campo de concentración en calidad de refugiado, según las autoridades francesas, y en la práctica como prisionero". Procedente del campo de Argelès, permaneció en Bram entre marzo y octubre de 1939. Documentalista excepcional de la Guerra Civil española desde el bando republicano, Centelles había emprendido el camino del exilio dejando en España a su esposa y a su hijo, de un año y medio.

El fotoperiodista retrató en imágenes y en palabras la dura experiencia del campo de refugiados

Su futuro era incierto. Pero durante todo el periodo de su internamiento conservó la presencia de ánimo necesaria no sólo para dejar testimonio gráfico de la vida en el campo, que documentó en 600 fotografías (la inmensa mayoría, inéditas), sino también para ponerle palabras, un medio expresivo nuevo para él. Lo hizo en una sencilla libreta escolar, en catalán ("lo hago porque, sea cual sea nuestra suerte, tengas el orgullo y la satisfacción de ser catalán... Te pido perdón por las faltas: nunca he practicado el catalán por medio de la escritura") y en forma de un diario que en febrero será publicado en catalán (Columna) y castellano (Península), acompañado con un pliego de fotografías. Posteriormente, y de momento sólo en catalán, se editará un álbum con las mejores imágenes que tomó de la vida cotidiana en el campo. El dietario tendrá una versión en francés a rebufo de una exposición dedicada a Centelles en Bram que organizará el Jeu de Paume de París con motivo del 70 aniversario del final de la guerra civil y como símbolo del sufrimiento de los exiliados españoles.

Teresa Farré, que lleva 11 años estudiando la obra del fotógrafo, sobre quien prepara una tesis (la primera que se le dedica), fue una de las primeras personas en leer este relato íntimo, que se ha encargado de transcribir. Sergi, el destinatario natural del dietario, se sentía incapaz de enfrentarse a la dura experiencia de su padre. "Lo leyó no hace mucho, a partir de la transcripción", dice Farré.

Según explica la investigadora, Centelles se aplicó con regularidad a la tarea de escritura, aunque el tamaño de las entradas es dispar. Sus sentimientos personales, la añoranza de la familia y su estado de ánimo se alternan con reflexiones acerca del trato dispensado por los franceses a los internos, de cómo estos se van degradando con el paso del tiempo, de la preocupación colectiva por el contexto político mundial. Con una caligrafía cuidada pero abigarrada para aprovechar cada página, comenta las noticias, y también su actividad como fotógrafo en el campo. Una tarea en un doble sentido: atendiendo a su instinto de fotoperiodista, y como retratista de sus compañeros, lo que le permitió mejorar sus condiciones de vida en Bram.

En el camino del exilio, Centelles había llevado consigo una maleta con el grueso de sus fotografías, en buena medida imágenes de guerra. No se separó de ella durante años, conservándola incluso en Bram. En 1944, antes de iniciar el camino de regreso a España, la confió a unos labradores de Carcasona, y no la recuperó hasta 32 años más tarde. Sus hijos, Sergi y Octavi, son los depositarios del archivo paterno, que han catalogado y gestionan. Saben que una parte del material está desaparecida porque fue requisado, aunque como explica Farré intuyen que se circunscribe a vida social de la República. Lo que no esperaban es hacer nuevos descubrimientos entre el material que ellos mismos custodian. Pero justamente esto es lo que les ocurrió hace varias semanas, cuando en una vieja caja de galletas aparecieron un centenar de imágenes inéditas, tal como publicó ayer El Periódico de Cataluña. "Cuando mi padre murió debimos trasladar el archivo, y esta caja iba rondando por los estantes pero no le habíamos dado importancia. Seguramente quedó oculta en una doble fila", medita Sergi. Hasta que el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) les pidió si tenían fotografías vintage sobre la ciudad. "Volvimos a buscar y rebuscar y dimos con la caja", añade Sergi.

Entre este tesoro desconocido para los descendientes del fotógrafo figuran 42 negativos sobre los bombardeos de Falset y Reus de 1937, otros muchos sobre la actividad fotográfica de posguerra de Centelles, centrados en las visitas de personalidades de todo tipo a las cavas de la empresa Canals & Nubiola (entre ellas, Dalí, Kubala o Cugat...) y una veintena de imágenes positivadas en su día por el propio Centelles, pero que permanecían inéditas. "Ha sido una sorpresa y una alegría fantástica", admite Sergi Centelles.

Retazos de un diario

- "Camiones ante sedes oficiales cargan precipitadamente. ¿Es posible que caiga Barcelona? ¿No habrá resistencia? ¡Por lo que se ve, no!. Todos huyen". (25 enero 1939).

- "Un trozo de carne que en Barcelona llamaba bistec, nos ha sido dado para cinco". (17 febrero).

- "Ha llovido mucho. Con este tiempo y viviendo así no aguantaremos mucho. Cada día hay muertos,. barracas hundidas, gente calada sin refugio." (24 febrero).

- "He vuelto a encontrarme ocho piojos más... La diarrea sigue... El trato francés deja que desear". (1 de marzo).

- "En el barracón estamos a seis grados bajo cero". (19 de marzo).