sábado, 11 de abril de 2009

Homenaje a Manuel Hazaña (Montauban, 4 de abril de 2009)


Homenaje a Manuel Hazaña (Montauban, 4 de abril de 2009)
Intervención del Presidente de la AMH del Baix Llobrega

Nuestra delegación de Catalunya saluda fraternalmente a todas las autoridades presentes, a todas las asociaciones hermanas del exilio en el 78 aniversario de la proclamación de la II República. La compone unas setenta personas en representación de diversas entidades memorialistas;
# Francisco Ruiz Acevedo (Presidente de la AMHDBLL).
# Rosa Toran (Presidenta de Amical de Mauthausen)
# Adolfo Pastor (La Gavilla Verde)
# Frederic Prieto (Sindic de Greuge de Cornellá).
# Antonio Martín (Secretario ACJD).
# Jaume Valls (Presidente del Pont de la Llibertat de Hospitalet).
# Enrique Urraca ( Presidente Memoria Histórica Exili Repúblicá)
# Josefina Piquet (Exiliada y ex - componente de las Dones del 36).
# Neus Molina ( Presidenta de la Asociación Fill Roig).
# Julio Jiménez (Presidente AA.VV. del Baix Llobregat).
# Juan Requena ( Secretario pensionistas CC.OO. Baix Llobregat).
# Bernad Castany (Responsable del área de Cultura del Ateneu Barcelones).
# Cruz Roja de Cornellá de Llobregat.
# Juan José del Águila (Magistrado en activo)
# Anna Miñarro (Fundación Salud Mental).
# Antonio González (su padre fue asesinado en la cámara de gas de GUSEN)

Estamos aquí reunidos para conmemorar los sacrificios y las injusticias de todos aquellos que, de un modo u otro, soportaron y sufrieron la violencia del régimen fascista de Franco. Estamos aquí para recordar a todos aquellos que durante tanto tiempo fueron asesinados y olvidados en las cunetas o junto a las tapias de los cementerios. Estamos aquí, en definitiva, para reclamar el rescate del olvido de las decenas de miles enterrados en fosas comunes y ejecutados en los campos de exterminios nazis y de todos los que se enfrentaron a la dictadura, defendieron la democracia y por ello sufrieron prisión, exilio o asesinados por su defensa de la democracia y la legalidad republicana.


Desde aquí queremos honrarlos y recuperarlos, queremos saber dónde están, donde los mataron, queremos poder visitarlos y honrarlos como se merecen. La dictadura terminó hace ya más de treinta años y todavía no sabemos donde se encuentran muchas de sus víctimas. Pero a nuestro entender la memoria histórica no se limita a la recuperación de los cuerpos de los desaparecidos y a dignificar a todas las victimas a manos de la dictadura. La Memoria Histórica esta estrechamente ligada a la recuperación de los valores republicanos y más tarde o temprano a la instauración democrática de la III República y acabar de una vez con la Monarquía parlamentaria heredada del franquismo y aceptada en los pactos de la transición. Una Monarquía que no ha jurado la constitución española y mantiene su juramento a los principios de las leyes emanadas de la dictadura de Franco.




Aquellos que sacrificaron su vida por la defensa de la democracia no desaparecieron por propia voluntad, fueron otros muchos de los partidarios del régimen franquistas, los que de un modo consciente y brutal planificaron y ejecutaron la desaparición de nuestros muertos, o al menos las avalaron con su silencio, el silencio y la oposición de los herederos del franquismo y la propia Jerarquía de la Iglesia Católica que colaboró activamente en el alzamiento militar contra la legalidad republicana. Hoy en día poco podemos hacer por las víctimas, tan sólo honrarlas y facilitar una digna sepultara, pero algo más podemos contra aquellos sobre cuyas espaldas recae todavía la responsabilidad de las torturas, los encarcelamientos y la muerte, aquellos que tras cuarenta años de dictadura han terminado y van a terminar sus días sin que se liquiden sus responsabilidades frente a la sociedad.


Estamos aquí para rendir homenaje a todos los que sufrieron el calvario del exilio, a sus descendientes y en especial al Presidente Manuel Azaña que se salvo de las garras fascistas gracias a la protección de la Embajada Mejicana. No tuvo la misma suerte nuestro President Lluis Company que fue entregado a Franco por la colaboración del gobierno francés y la GESTAPO y fusilado en octubre de 1940 en Barcelona.

Por todo ello, exigimos:

·El cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica, totalmente insuficiente, sin dilación alguna.

·El apoyo de los tribunales europeos referente a los crímenes de lesa humanidad que no prescriben.

·La anulación de la Ley de Amnistía recomendada al gobierno español por la comisión de los derechos humanos de las Naciones Unidas.

·La nacionalidad española de todos los exiliados y sus descendientes sin tener que jurar fidelidad al Rey.

·La anulación de todos los consejos de guerra instados por los tribunales franquistas y en especial el del President de la Generalitat de Catalunya Lluis Company, del que el actual gobierno de la Generalitat de Catalunya debe tomar parte activa.

·La depuración de las responsabilidades judiciales y política que se pudieran derivar por la actuaciones de los responsables del régimen anterior


Dicho esto ya sólo nos queda deciros: gracias, salud y a por la III república.

lunes, 6 de abril de 2009

Un exiliado de la Guerra Civil "escribe" un blog desde el pasado.

Un exiliado de la Guerra Civil 'escribe' un blog desde el pasado
El diario, que actualiza la Generalitat de Cataluña, es una de las iniciativas que recuerdan el éxodo republicano

BERTRAN CAZORLA - Barcelona - 03/04/2009

Hoy, tras una noche terrible de insomnio y pesadillas, con un dolor sin límites, he cogido mi pequeño bloc y he escrito: 'Hoy es el día más triste de mi vida. Abandonado por todos, sin poderme acomodar, lleno de añoranza y un mañana lleno de incertidumbre'". Con este post arranca el blog Dietario de un exiliado. Fue colgado en la red a principios de marzo pasado, pero su autor, Ramon Moral, escribió la anotación hace 70 años. Acababa de huir de España, donde había luchado en el ejército republicano durante la Guerra Civil, y no volvería hasta el retorno de la democracia, en 1977. Plasmó sus vivencias en un diario hasta el 24 diciembre de 1939. Y hasta el 24 de diciembre de 2009, el blog se irá actualizando, y publicará, en tiempo real pero setenta años después, las anotaciones - en lengua catalana - de Moral.

* Un exiliado de la Guerra Civil 'escribe' un blog desde el pasado
* Los otros 'papeles de Salamanca'

Se trata de una de las iniciativas con las que el Memorial Democrático de la Generalitat de Cataluña está conmemorando el aniversario del fin de la Guerra Civil y el inicio del exilio. El blog se enmarca dentro de una web más extensa que ha preparado esta institución para recordar el 70º aniversario del inicio del exilio republicano, y no es la única iniciativa digital que rememora estos hechos. Otro ejemplo es el de la Institución de la Letras Catalanas (ILC), que también depende de la Generalitat, que ha abierto el blog La ruta de l'exili. Dia a dia 70 anys després. Esta plataforma recuerda a través de posts diarios el periplo que siguieron algunos de los ilustres miembros de la ILC, como el filólogo Pompeu Fabra, la escritora Mercè Rodoreda o el historiador Antoni Rovira i Virgili. Pero también ciudadanos menos célebres sufrieron el exilio. Uno de ellos era Ramon Moral, barbero y estudiante de derecho, nacido en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) en 1908.

Experiencias personales y ecos de los acontecimientos históricos

En su diario, convertido ahora en blog, se mezclan los ecos de los últimos estertores de la Junta de Defensa de Madrid, el último bastión republicano, o de la ocupación alemana de Checoslovaquia, preludio de la Segunda Guerra Mundial, con sus vivencias íntimas. Las más punzante es la añoranza que Moral refleja de su mujer y su hija, que seguían en Cataluña. "En las horas de soledad lloraba por no poder tener el consuelo de disponer de ninguna fotografía de la familia. Ni de mi Pepita [su mujer] ni de mi hijita Montserrat", anotó, el cinco de marzo de 193, Moral, que murió en 1998, cuando Internet empezaba a revolucionar las telecomunicaciones con correos electrónicos y blogs.

Este protagonista de una microhistoria que arranca en Arles, en el sur de Francia, narra también sus intentos fallidos de pedir ayuda a conocidos con influencias en Perpiñán para no ingresar en alguno de los temidos campos de refugiados españoles que se habilitaron junto a la frontera pirenaica. El fracaso de las gestiones de Moral, militante de Esquerra Republicana (ERC), delata cierta decepción: "Me decían que no podían hacer nada por mi. Que me contentase quedándome donde estaba, porque otros, la mayoría, estaban en los campos. ¿Y ellos? ¡En el hotel! ¿Pagando quién? ¡Ah! Política. ¡Algún día saldrá todo esto!", anotó el el 11 de marzo.

Decepcionante es también su búsqueda de trabajo: "Es inútil porque el Gobierno francés ha publicado unas órdenes muy severas, amenazando con fuertes multas, contra quienes den trabajo a cualquier español", observaba Moral, emigrante aún sin papeles, el mismo día en que asume que su futuro está "en Francia, pensando en francés, sabiendo francés, y de espaldas a España, donde no puedo pensar en volver".

Este blog supone además la recuperación del dietario de Moral, ya fue editado bajo el título Diari d'un exiliat en 1979 por Publicacions de l'Abadia de Montserrat, que ha facilitado para la iniciativa uno de los pocos ejemplares que quedaban de la obra. El de Moral no es el único caso de exiliados que plasmaron su experiencia en un libro. Uno de los pioneros fue Emili Sabaté, que ya publicó, en 1943 en Méjico, su Diari d'un refugiat català. Ya en 1972, Edicions 62 también editó las Cartes des dels camps de concentració, de Pere Vives.

Y si muchos exiliados se sirvieron de los libros para plasmar su experiencia, muchas entidades usan ahora la web para recordar la España de aquella época. No sólo lo hace la Generalitat de Cataluña. La Fundación Jaime Vera, próxima el PSOE, ha abierto el Portal del Exilio para recopilar aportaciones científicas y personales sobre el periplo republicano. Y el Ayuntamiento de Tàrrega (Lleida) ha recogido en su web Tàrrega 1939, que es el resultado de una exposición, las historias de los 330 vecinos de esta localidad que tuvieron que abandonarla en 1939.

Exiliados republicanos en EEUU, fueron profesores que impulsaron el hispanismo

El exilio más ilustrado
Los republicanos que llegaron a EE UU fueron profesores que impulsaron el hispanismo

MIGUEL ÁNGEL VILLENA El País 05/04/2009
El 15 de enero de 1954, Salvador de Madariaga, que había sido embajador en Washington de la República española, publicó un artículo en el primer número de la revista Ibérica, editada en Nueva York por Victoria Kent, para difundir los valores de la España democrática. Resumía el estado de ánimo de todos los exiliados: "Esperanza de los desterrados. La frase es buena, mejor de lo que se imaginaban los que la inventaron. Porque hoy en día todos los españoles son desterrados. Antes de 1936, todos los españoles vivían en España y en libertad. Hoy, unos cientos de miles viven en libertad desterrados de España; y el resto vive en España desterrado de la libertad".

No obstante, la mayoría de exiliados que llegó a Estados Unidos después del final de la Guerra Civil, del que ahora se cumplen 70 años, lo hizo de la mano de universidades norteamericanas, como fueron los casos de Luis Cernuda, Pedro Salinas, Juan Ramón Jiménez o Fernando de los Ríos. Su destierro fue agridulce, quizá menos terrible que el de muchos de los emigrantes a México, Francia u otros países. Por el contrario, su proyección no resultó tan relevante durante la dictadura, ya que no contaron con el arropamiento de los centros políticos del exilio como México, Toulouse o Moscú. Al llegar la Transición, muchos de ellos tuvieron que esperar años hasta lograr el reconocimiento que merecían. Sumidos en el olvido y republicanos liberales sin un partido detrás, no tuvieron, pues, el respaldo de grandes organizaciones políticas o sindicales.

"El exilio español a Estados Unidos fue, está claro, menos conocido que otros porque fue menos numeroso y porque la mayoría se dedicó a la enseñanza, una actividad más oscura y privada que la política". Las manifestaciones de Antonio Rivero Tarabillos, autor de una biografía de Cernuda y un experto en el asunto, destacan también que aquellos republicanos que recalaron en EE UU procedían de las filas liberales y no de organizaciones marxistas. "Se encuadraban", añade, "en una clase media-alta ilustrada; es decir, que procedían de la burguesía republicana".

La nómina de aquella generación que llegó, sobre todo, a Nueva York y a otras ciudades de la costa este, y que vivió y trabajó durante décadas en Estados Unidos, resulta impresionante y va desde los intelectuales ya citados hasta historiadores como Juan Marichal y Américo Castro, novelistas como Ramón J. Sender y Francisco Ayala, filósofos como Juan Ferrater Mora o científicos como Severo Ochoa. Sin embargo, la aureola que rodeó a otros exiliados no acompañó a los españoles yanquis a su regreso a España. "De entrada, representó un exilio menos novelesco", comenta Antonio Muñoz Molina, escritor y ex director del Instituto Cervantes en Nueva York. "Se integraron y, a veces, desaparecieron en un ambiente universitario como el norteamericano, muy aislado, poco abierto a la sociedad, como ocurre en Europa o en América Latina. Ellos vivieron en su mundo y algunos resultaron incluso incómodos porque, desde su absoluto compromiso con la República, mostraron lucidez sobre una larga pervivencia del franquismo. También es destacable que, a pesar de que muchos exiliados vivieron largo tiempo en EE UU, nunca llegaron a dominar el inglés, fueron bastante impermeables a la lengua de acogida. De cualquier modo, a partir de los departamentos de español, escritores como Salinas, Cernuda, Guillén y otros ejercieron una notable influencia sobre una generación de profesores norteamericanos que impartieron lengua y literatura españolas".

Sin duda, la barrera idiomática del inglés y la inmensidad de un país como EE UU impidieron que los exiliados republicanos formasen piñas, como ocurrió en Francia o en México. Favorecidos por el auge del hispanismo y la capacidad de absorción de las universidades estadounidenses, aquellos ilustrados se recluyeron cada uno en su guarida, "sin nostalgias grupales", como cuenta Luis Muñoz, poeta y estudioso de aquel exilio tan desconocido. "En cierto modo", señala, "algunos prefirieron instalarse en Estados Unidos antes que en México, por ejemplo, para evitar en parte ese aire de naufragio que persiguió a muchos perdedores republicanos. En cartas de Salinas a Guillén se pone muy de manifiesto esta actitud, junto a la satisfacción por vivir en una sociedad rica y acomodada como la estadounidense". Esta condición de exilio dulce hizo aparecer a algunos de estos intelectuales como elitistas o burgueses a los ojos de militantes de la izquierda que achacaban poca combatividad a gentes que se habían dejado tentar por universidades de las capitales del Imperio y se implicaban poco en la lucha contra la dictadura de Franco. Según Luis Muñoz, experto en el tema, los republicanos de EE UU se volcaron en su obra, que se vio beneficiada por ese alejamiento de España y del español.

A pesar de todo, la trayectoria de aquellos republicanos no dejó margen para dudar de su militancia democrática y antifranquista. Cuando Victoria Kent escribe en 1958 en la revista Ibérica la necrológica de Juan Ramón Jiménez -que había obtenido el Premio Nobel de Literatura dos años antes, cuando residía en Puerto Rico- proclama una declaración de principios.

"Una vez más", afirmó la abogada y política republicana, que residió más de 30 años en Nueva York, "debemos señalar que Juan Ramón Jiménez no fue político, que no es en ese campo donde nadie puede ni debe situarle, pero sí hemos de subrayar que estuvo siempre al lado de la razón popular, de todo lo popular. Desterrado voluntario de la España franquista, no ha podido esa España hacerle entrar sino muerto, eso es lo que puede recuperar una dictadura de un hombre libre. Se marcha una meridiana conciencia española y una conducta; ellas quedarán, seguirán siendo una lección viva para las generaciones futuras". Setenta años después del final de la Guerra Civil, aquellas frases de Victoria Kent cobran hoy todo su sentido. -
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Madrid una mañana del invierno de 1950.


Madrid, una mañana del invierno de 1950. El dictador Francisco Franco visita la Biblioteca Central del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en Madrid. Su expresión, inmortalizada por un fotógrafo, explica por sí sola por qué los laboratorios de la institución se habían vaciado 11 años antes, tras la demolición de la República. Franco, ataviado con su casaca de Generalísimo de todos los ejércitos, aparece rodeado de libros encuadernados con lomos dorados.

En el CSIC se siente cómodo, ya que él mismo lo creó 11 años antes para, según reza el acta fundacional del organismo, "imponer al orden de la cultura las ideas esenciales que han inspirado nuestro Glorioso Movimiento, en las que se conjugan las lecciones más puras de la tradición universal y católica con las exigencias de la modernidad". Sin embargo, Franco parece una liebre asustada, como si acabara de perder la Batalla del Ebro. Como si le dieran miedo los libros.

La victoria del dictador en la Guerra Civil provocó la espantada de los investigadores, pero la ciencia española continuó siendo puntera en su exilio americano. Aunque sus colegas que resistieron en España no se enteraron.

"Por razones de fuerza mayor, la revista ha sufrido un retardo", escribían en 1975
Algunos de los científicos más brillantes de la época, como el ex director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, el entomólogo Ignacio Bolívar, fundaron en México Ciencia. Revista hispanoamericana de Ciencias puras y aplicadas. Nació para elevar el nivel de la cultura pública, para contribuir al progreso de la ciencia y para aumentar el interés por ella en los países hispanoamericanos. Pero era demasiado peligrosa: mostraba la España que pudo ser y no fue.

"Peor que un ataque militar"
Medio millar de ejemplares del primer número, publicado el 1 de marzo de 1940, partieron hacia España. En sus páginas se hablaba de una nueva especie de insecto, del hambre de origen cerebral y de los protozoos en la sangre de algunos pájaros mexicanos. No había ni una palabra sobre política, pero era demasiado para Franco. Fue inmediatamente prohibida.

De su consejo salieron dos premios Nobel: Severo Ochoa y Bernardo Houssay
"El hecho de ver reunidos tantos nombres de la ciencia española exiliada trabajando y publicando desde México en colaboración con una selecta y numerosa lista de científicos hispanoamericanos parece que fue resentido por las autoridades tiránicas franquistas como una agresión peor que los ataques militares", escribió medio siglo después Francisco Giral, uno de los fundadores. A causa del recelo de Franco hacia la ciencia, la mejor revista científica en castellano de la historia se publicó a espaldas de los españoles durante 35 años. Hasta la muerte del dictador.

Las autoridades franquistas hicieron bien su trabajo. Hoy, 70 años después del fin de la Guerra Civil, sólo existe una colección completa de Ciencia en España. Donada por la familia de Ignacio Bolívar, descansa en la biblioteca de la Residencia de Estudiantes, en Madrid. El director del Archivo Virtual de la Edad de Plata, Carlos Wert, saca con mimo el primer volumen de un estante.

Una ojeada a cualquiera de sus páginas sume al lector en la atmósfera de 1940. En una breve noticia, los redactores de Ciencia informan de la concesión del premio Nobel de Medicina de 1939 al patólogo alemán Gerhard Domagk, por el descubrimiento del primer fármaco efectivo contra las infecciones bacterianas.

Science en castellano
"El profesor Domagk, antes de aceptarlo, pidió autorización al Gobierno alemán, y al poco tiempo escribió al Comité de Estocolmo declinando el honor, pues las leyes actuales no permiten aceptar el premio Nobel a sus nacionales", contaba de forma aséptica Ciencia, sin mencionar al régimen nazi.

La publicación fue para Franco "peor que los ataques militares", según sus fundadores
En otra de sus páginas, el introductor de la teoría cromosómica de la herencia en España, José Fernández Nonídez, entonces en la Universidad de Cornell, en Nueva York (EEUU), explica la base anatómica de la regulación refleja de la presión sanguínea. Y otra pieza da cuenta del sondeo terrestre más profundo, llevado a cabo en 1940 por la Continental- Oil Company: casi cinco kilómetros de prospección en busca de petróleo.

"En España había una ciencia puntera en 1936 y la siguió habiendo, pero fuera de España, aunque hoy no se recuerde", sostiene Wert. Sin embargo, opina, la situación va a cambiar. La Residencia de Estudiantes, fundada en Madrid en 1910 como el primer centro cultural de España, pretende rescatar del olvido la publicación, en colaboración con el CSIC.

Wert ha sido el encargado de coordinar el proceso de digitalizació n de la revista, que estará disponible en el portal Edad de Plata (www.edaddeplata. org) en los próximos meses. Casi 70 años después de su lanzamiento, los españoles podrán leer Ciencia.

Para los científicos, será una oportunidad para recuperar el intento más serio de hacer una especie de revista Science en castellano. De su consejo de redacción salieron dos premios Nobel: el fisiólogo argentino Bernardo Houssay y el español Severo Ochoa. Ambos sufrieron la ignorancia de las dictaduras. El bioquímico huyó de Madrid en 1936, al comienzo de la Guerra Civil, y no volvió hasta 1977, ya nacionalizado estadounidense.

Y Houssay, primer científico latinoamericano galardonado con un Nobel, fue expulsado de su cátedra por el gobierno peronista. "El consejo de la revista era, simplemente, la nómina de la ciencia española de la época", apostilla Wert.

Pero la recuperación de Ciencia no es simplemente un hito para la comunidad científica. Desde el primer número, Bolívar y compañía se propusieron exponer "en lenguaje, para todos comprensible, el estado de los problemas de general interés que toda persona ilustrada debe conocer". En el número 4, correspondiente al verano de 1940, el ingeniero industrial Jorge de la Riva, pionero de la radio en España, deja clara la voluntad divulgativa de la publicación en un artículo sobre los nuevos métodos de grabado de sonido.

Gracias a los constantes estudios, narra De la Riva, "se ha conseguido eliminar la sensación de un gramófono gigante que daba, en sus comienzos, el cine sonoro, con sus voces humanas sin timbre; la voz de la mujer era más bien la de un barítono que tuviera un solo registro; la del hombre parecía la de un dragón legendario surgiendo en la defensa de sus tesoros; la música, confusa y desagradable, semejaba a las charangas de los circos pueblerinos".

El instigador de la digitalizació n de la revista, Miguel Ángel Puig-Samper, director de publicaciones del CSIC, sólo concibe la prohibición de distribuir la revista en España como un ejemplo más del "proceso de represión contra los científicos" ejecutado por los fascistas. "Aunque la revista Ciencia se haya olvidado, la investigación española que se hacía en México era mejor que la ciencia que se hacía en España", asevera.

Sólo una circunstancia puso punto y final a su aventura. En el último número de Ciencia, correspondiente a diciembre de 1975, sus redactores escriben: "Por circunstancias imprevisibles y de fuerza mayor, nuestra revista ha sufrido un retardo considerable en su publicación. Rogamos a nuestros suscriptores, amigos y colaboradores disculpen esta involuntaria recesión que esperamos subsanar en lo sucesivo". No lo hicieron. Franco había muerto. Algunos volvían a casa.

El anfitrión de Einstein en España, condenado al exilio
Seis meses antes de que el general Miguel Primo de Rivera diera un golpe de Estado, Albert Einstein viajó a Madrid para pronunciar una conferencia en la Residencia de Estudiantes, que ya se había convertido en un altavoz de la modernidad en España.

En la época de la visita de Einstein, marzo de 1923, convivían en la famosa Colina de los Chopos Federico García Lorca, Salvador Dalí y Luis Buñuel. Pero no todos los residentes o visitantes asiduos pertenecían al mundo de las artes y las letras. También en 1923, la Residencia de Estudiantes publicó el libro ‘Principio de relatividad’, escrito por el anfitrión de Einstein en Madrid: Blas Cabrera, el físico español más notable en el primer tercio del siglo.

El propio alemán y Marie Curie, la primera persona que recibió dos premios Nobel, invitaron a Cabrera a la Conferencia Solvay de 1930, a la que acudieron los físicos más brillantes de la época. Sin embargo, pese a este historial, las autoridades franquistas le persiguieron tras la Guerra Civil y forzaron su huida a México. Allí, Cabrera se incorporó a la revista ‘Ciencia’ y se convirtió en su segundo director, tras la muerte de Ignacio Bolívar.

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miércoles, 1 de abril de 2009

Los hijos del capitán del Stanbrook participan en el homenaje a los refugiados republicanos



Homenaje al último barco de exiliados republicanos

Un acto recordó ayer en Alicante el viaje del Stanbrook, que salvó a miles de exiliados de la represión franquista en los últimos días de la Guerra Civil


Los hijos del capitán del Stanbrook participan en el homenaje a los refugiados republicanos. - IÑAKI GARCÍA
BELÉN TOLEDO - ALICANTE - 30/03/2009 08:00

Junto a la dársena de la que partió el Stanbrook, el barco que hace 70 años sacó de España a miles de refugiados republicanos, hay ahora un puerto deportivo rodeado de cafeterías y pubs con karaoke. Muy cerca, sobre el terreno donde se asentó el campo de concentración al que fueron a parar aquellos que no tuvieron sitio en el barco, selevantó hace unos años un centro comercial: el Plazamar 2.

Estos dos lugares fueron escenario de la tragedia que se vivió en el Alicante en los últimos días de la Guerra Civil, cuando miles de republicanos llegaron desde todo el país hasta el Puerto con la esperanza de escapar de la represión franquista en los buques anunciados por las autoridades republicanas. Se encontraron sólo con el Stanbrook, un navío mercante que sólo pudo salvar a unos cuantos miles.

Hoy en día, en el Puerto no hay placas ni monumentos que recuerden el sufrimiento de aquellos días. Ante el olvido institucional, fue la Comisión Cívica para la Recuperación de la Memoria Histórica de Alicante la encargada de conmemorar, durante el pasado fin de semana, la odisea de los refugiados republicanos en los últimos días de la Guerra Civil, entre el 28 de marzo y el 1 de abril de 1939.
El barco, con una capacidad para 800 personas, llegó a cargar a casi 3.000 refugiados rumbo a Orán

El acto de ayer fue el más emotivo de los celebrados. Varios cientos de personas se congregaron en el Puerto de Alicante para recordar la salida del Stanbrook, que con una capacidad para 800 personas llegó a cargar a casi 3.000 refugiados rumbo a Orán. El acto homenajeó al capitán del barco, Archibald Dickson, a través de la presencia de dos de sus hijos, llegados desde Irlanda.

La dársena se llenó de banderas republicanas y aquellos días se recordaron a través del testimonio de varios ancianos que viajaron en el barco hace 70 años y de familiares de otros ya fallecidos. Hubo lágrimas y abrazos entre ellos mientras historiadores, artistas y escritores recordaron desde el escenario el viaje del Stanbrook hasta Orán, repleto de personas hacinadas en la cubierta, en las bodegas y en los camarotes.

El día fue lluvioso y gris, como hace 70 años. El acto concluyó con una ofrenda de flores lanzadas al agua. Desde la tribuna, se recordó el sufrimiento de los refugiados que quedaron en el Puerto. El hispanista Ian Gibson pidió al Ayuntamiento de Alicante, gobernado por el PP, que permita la colocación de un monumento en el Puerto, solicitado por la Comisión Cívica desde hace años, para "honrar dignamentea las víctimas".

70 años de la victoria de Franco. Refugiados republicanos cruzando la frontera de los pirineos.


La larga marcha de los vencidos

La victoria de Franco supuso la expulsión de todo un Estado, desde su presidente hasta el más humilde de los maestros
PUBLICO.ES


Refugiados republicanos cruzando la frontera de los pirineos a las de Banyuls-sur-Mer. - GETTY IMAGES
PERE RUSIÑOL - MADRID - 30/03/2009 08:00

Los nacionales ganaron, pero la Nación se jibarizó: casi 500.000 vencidos emprendieron la huida ante el triunfo del oscurantismo fascista. Bajo la nieve, harapientos y derrotados, los integrantes de un pueblo que hundía sus raíces en el Siglo de las Luces y que acababa de ser destrozado empezaban una larga marcha que sólo en muy contadas ocasiones tendría un final feliz.

El éxodo brutal no tenía precedentes ni siquiera en un país cuya historia, como recordaría luego el poeta Jaime Gil de Biedma, es la más triste de todas las historias. Ni siquiera el país que había expulsado antes a los judíos, a los liberales, a los progresistas y a tantos otros que ponían en riesgo la visión más estrecha de una nacionalidad vinculada casi siempre al trono y la cruz era capaz de imaginar algo parecido: la expulsión de todo un Estado, desde su presidente hasta el más humilde de los maestros.
La victoria de Franco forzó la emigración de medio millón de españoles

"Lo que sucede en 1939 es incomparable con cualquier otra catástrofe anterior: es un desastre incalculable, imposible incluso de evaluar, e irrecuperable", opina Francesc Vilanova, historiador de la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB) especializado en el exilio. Y añade: "El coste es salvaje y va mucho más allá de una cuestión numérica. La pérdida cultural, intelectual y científica es inconmensurable". Tras la huida de la represión aguardaba además la odisea: para casi todos, los deplorables campos de refugiados en Francia, que eran más bien campos de concentración.

Y luego, la lotería: la deportación, los campos de concentración nazis, la guerra contra el fascismo en suelo francés, la nueva vida gris y sin brújula en la Unión Soviética, el regreso y la represión en España, la lucha por el sustento básico en América Latina o, en ocasiones, el éxito empresarial o académico al otro lado del Atlántico. Pero siempre la añoranza y la tristeza de la derrota de la República, que muy pronto se vio que iba a ser para siempre.

"De esta catástrofe sólo hay una cuestión buena: la aportación extraordinaria de todo lo mejor que tenía España hacia América Latina y Francia, sobre todo, en el ámbito académico", opina el sociólogo José Vidal-Beneyto.

Sólo el México de Lázaro Cárdenas aceptó sin reservas a los republicanos sin patria. Pero más allá de los Estados y sus cadenas con la realpolitik de la época, el éxodo despertó "extraordinarias muestras de simpatía en los pueblos de muchos países", recuerda el director de la Fundación Pablo Iglesias, Salvador Clotas.

La larga marcha del exilio duró casi 40 años. Pero aunque algunos exiliados acabaran regresando, su país se perdió para siempre.

Juristas progresistas piden investigar los niños perdidos del franquismo

Juristas progresistas piden investigar sobre los niños perdidos de franquismo
30.03.09 | 14:21 h. Agencia EFE


Asociaciones de juristas progresistas han pedido la creación de una comisión gubernamental para buscar a los llamados "niños del franquismo", en referencia a los que fueron separados de sus padres tras la Guerra Civil en lo que consideran "el mayor caso de desaparición forzada de la Europa contemporánea".


Carteles de Franco en los pueblos españoles al terminar la Guerra Civil. Dos niños alzan los brazos, en saludo fascista, a un cartel con la foto de Franco. EFE/Archivo
Así figura en el documento de conclusiones del coloquio internacional sobre la Memoria Histórica que, bajo el título de "¿Se puede juzgar la Historia?", ha celebrado este fin de semana en Madrid la asociación Magistrados Europeos por la Democracia y las Libertades (MEDEL), de la que forman parte las españolas Jueces para la Democracia y Unión Progresista de Fiscales
"Queremos llamar la atención sobre el hecho de que la Ley de la Memoria Histórica aprobada por el Estado Español no menciona el caso de los niños perdidos del franquismo, a pesar de que se trata del mayor caso de desaparición forzada específicamente infantil perpetrado en la Europa contemporánea", señala el texto.
MEDEL añade que, "siguiendo la experiencia comparada de otros países, procedería crear una comisión gubernamental de búsqueda de esos niños, que todavía mantienen razonables expectativas de vida, a fin de una rápida identificación que permita, siquiera al final de sus vidas, la reunificación de estas familias desgarradas por la dictadura".
La asociación de juristas, que subraya que es el Estado, y no los ciudadanos, quien tiene la obligación de investigar estos hechos, aboga por que no se pierda la oportunidad de declarar su naturaleza delictiva "en el contexto de lo que hoy conocemos como crímenes contra la humanidad, de las políticas represivas desarrolladas por las autoridades franquistas durante y después de la guerra civil". EFE