sábado, 28 de agosto de 2010

Luis Dorado presentación en el Tribunal de Estrasburgo

Una larga historia de derrota, exilio y olvido
Luis Dorado fue secuestrado, recluido y asesinado

Á.M. SEVILLA 18/06/2009 21:47 Actualizado: 18/06/2009 21:48



Luis Dorado Luque (Antequera, Málaga, 1898; Córdoba, 1936), casado con Josefa Ortiz Lara y padre de tres hijas, ganó un escaño de diputado por Málaga en las elecciones de febrero de 1936 en la lista del PSOE y era suplente de la Comisión de Pensiones del Congreso. Médico, nacido en una familia de tradición progresista, su asesinato en julio de 1936 precipitó a su familia a una historia de derrota, exilio y olvido.

Un escrito dirigido por Antonio Gutiérrez, uno de sus nietos, a la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega en 2007 recorre, a partir de fuentes históricas, los últimos acontecimientos de su vida.
Si viuda, que nunca fue reconocida como tal en España, se exilió en Bélgica

La tarde del 17 de julio el Grupo Socialista decidió que Dorado se marchara a Málaga para conocer los movimientos rebeldes, relata en su carta Gutiérrez. En el tren Madrid-Córdoba-Málaga, que tomó en Atocha, viajaban también un militar y varios suboficiales de la Guardia Civil. Dorado fue secuestrado la mañana del 18 por estas fuerzas armadas junto a Antonio Acuña, también diputado, y un extranjero de identidad no aclarada.

En el calabozo de Córdoba compartió reclusión también durante diez días con los diputados Antonio Bujalance y Bautista Garce y el ex diputado y periodista Joaquín García-Hidalgo. El fallecimiento de este facilita la aclaración del destino de Dorado. El historiador Francisco Espinosa encontró su firma básica para que la familia retomara su investigación en un documento relacionado con el fallecimiento de García-Hidalgo en la mañana del 28, que atribuía su fin a "causa natural". El historiador Francisco Moreno sostiene que su muerte se debió a que García-Hidalgo, diabético, fue obligado a comer dulces. Dorado fue asesinado, supuestamente, en la madrugada entre el 29 y el 30 de julio.
Dispersión
Dorado se dirigía a Málaga a conocer los movimientos de los sublevados

Josefa Ortiz, su viuda, se marchó de España tras comprobar que el franquismo sobrevivía sin problemas a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial y se exilió en Bélgica con pasaporte de la ONU. De sus tres hijas, una se quedó en este país europeo y otra emigró a Australia. "Tengo tres primas en Bélgica y una en Australia", cuenta Gutiérrez. Sólo su madre, Carmen Dorado, se casó en España y se quedó. Josefa Ortiz regresó en 1958 y jamás fue considerada viuda. Falleció en 1995 con 97 años.

Antes de morir, pidió a su nieto Antonio que le prometiera que no descansaría en la lucha por dar un entierro digno a su marido y responder a las incógnitas que planean sobre su asesinato. "Creo que, a día de hoy, mi abuela estaría orgullosa", dice Gutiérrez, de 57 años, que vive en Málaga.

viernes, 27 de agosto de 2010

Persecución contra la institución libre de enseñanza

Persecución contra la institución libre de enseñanza

Cándido Marquesán Millán

La mal llamada Guerra Civil española (1936-1939) es un tema inagotable de nuestra historia, que está produciendo una continúa y numerosa avalancha bibliográfica en diferentes idiomas: inglés, alemán, francés, ruso, chino, etc. Y es así porque sigue viva, tal como estamos comprobando por las tensiones generadas y no acabadas en amplios sectores de la sociedad española por el tema de la Memoria Histórica.

El que merezca tanto interés foráneo, se explica porque esta guerra no sólo es española, como fueron las guerras carlistas decimonónicas, es también una "guerra forastera", tal como señaló con buen criterio Juan Ramón Jiménez. En la misma línea se expresó Azaña al decirnos "que es una consecuencia de un clima de violencia transpirenaica, generado por la I Guerra Mundial y en el período de entreguerras". Lo que no deja de ser cierto, ya que ambos lados contendientes contaron con la ayuda foránea, por lo que Azaña de nuevo en su obra extraordinaria "La Velada de Benicarló"-debería ser leída por todo español que quiera conocer los entresijos de la guerra- escrita en 1937 con gran amargura nos dice "Una porción de españoles ha pedido y admitido la entrada de ejércitos extranjeros. Con tal de reventar a los demás compatriotas, entregan la Península a un conquistador. Fuera de España el caso no tiene parangón en la historia contemporánea."

Se ha estudiado mucho y bien, fuera y dentro este acontecimiento crucial de nuestra historia. Se han tocado diferentes aspectos: orígenes, desarrollo bélico,represión, pérdidas materiales y humanas, exilio, etc. Hay un aspecto al que quiero referirme en las líneas que siguen: la hecatombe cultural y científica en España a partir de 1939 como consecuencia de la guerra.

Juan Marichal, recientemente fallecido, ha calificado esos años anteriores a 1936 un nuevo "medio siglo de oro" para nuestra cultura; y José Carlos Mainer acuñó el término "la edad de plata" en su conocidísimo libro. Juicios ambos totalmente justificados. En esta autentica explosión cultural, que contrasta con el páramo cultural del período anterior y el posterior, tuvo mucho que ver la Institución Libre de Enseñanza, de inspiración krausista, creada en 1876 por Francisco Gíner de los Ríos, un proyecto educativo basado en la libertad de la ciencia, de investigación y de cátedra, que supuso una ruptura con la enseñanza dogmática entonces vigente controlada por las autoridades eclesiásticas; una educación para la libertad, neutral y aconfesional desde un punto de vista religioso.

Más la labor de la ILE no quedaba circunscrita al ámbito pedagógico, iba más lejos, ya que quería conseguir un nuevo tipo de hombre, con una nueva ética con el fin de llevar a cabo un profundo cambio social, tan necesario en la España de aquel entonces. De la ILE brotarían otras ramas. Así, la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas- para que profesores conocieran los avances europeos- cuya presidencia ocupó Ramón y Cajal, junto a José Castillejo; el Centro de Estudios Históricos, dirigido por Menéndez Pidal, y en el que figuraron Américo Castro, Sánchez Albornoz; la Residencia de Estudiantes que albergó a Buñuel, Dalí, Emilio Prados, etc, y por cuyas tribunas desfilaron Einstein, Valéry, Ravel, Russell y Freud.; el Instituto-Escuela, un centro de innovación y experimentación pedagógica; las Misiones Pedagógicas, idea de Manuel B. Cossío, a quien se debió la fundación del Museo Pedagógico, las colonias escolares, además de ser el impulsor de la creación del Ministerio de Instrucción Pública. Como también el impresionante impulso a la cultura y la educación en la II República fue de inspiración institucionista con la construcción de nuevas aulas, aumento de plantillas de maestros con sus correspondientes aumentos de salarios.. Podríamos además citar un numeroso grupo de escritores, científicos que estuvieron influidos por la ILE: Besteiro, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Azaña, Leopoldo Alas, García Morente, etc...

Toda esta encomiable labor se va a cortar de cuajo con la guerra civil. Muchos de estos vinculados con la ILE no tuvieron otra opción que la represión o el exilio, por lo que el daño a España fue irreparable. Un lugar de acogida fue la América, donde se hallaron en el ámbito propio de su idioma. De ahí que el profesor de la Universidad Nacional de México, el filósofo José Gaos, acuñara un neologismo para designar la afortunada condición del español en las Américas de su lengua: "transterrado", en lugar de "desterrado".

En la España franquista se acusó a la ILE de todos los males de la patria, culpabilizándolos del desencadenamiento de la guerra. Como botón de muestra puede servir el libro "La Institución Libre de Enseñanza", auspiciado por la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia publicado en 1940, donde se reúnen una serie de trabajos en parte inicialmente aparecidos en 1937 en El Noticiero de Zaragoza, escritos por personajes políticos de primera fila además de prestigiosos profesores o catedráticos de universidad, como eran: Fernando Martín-Sánchez Juliá, Miguel Artigas, Antonio de Gregorio Rocasolano, Miguel Allué Salvador, Miguel Sancho Izquierdo, Benjamín Temprano, Carlos Riba, Domingo Miral, José Talayero, Ángel González Palencia.. Entre ellos hay una notable presencia de nombres vinculados a la ciudad de Zaragoza, hecho al que no será ajena la circunstancia de que la Comisión para la Depuración del Personal Universitario -Comisión A-, creada por Decreto publicado en el BOE de 11 de noviembre de 1936, que fue presidida por Antonio de Gregorio Rocasolano y de la que fue secretario Ángel González Palencia, hubiera establecido con anterioridad su sede en esa ciudad). En esta obra se lanzan los ataques más viscerales y truculentos contra la obra de la ILE. En algunos momentos superan lo imaginable en cuanto a su crueldad. Por ello, nada tiene de extraño que González Palencia en el último capítulo del libro proponga arrasar la escuela de niños que la ILE tenía en la calle Martínez Campos de Madrid, sembrando de sal el solar y poner un cartel que recordase a las generaciones futuras la traición de los dueños de aquella casa para con la Patria inmortal.

Toda esta obra de persecución contra esa encomiable laboral cultural, ya la anunciaba Pablo Neruda, cónsul de Chile en Madrid desde 1935, que tras el golpe militar y la subsiguiente guerra escribió en 1937: Estoy convencido de que una ola fascista de persecuciones jamás vista en la historia del mundo, terminará con todo lo vital y creativo de España. A sangre y fuego terminarán con todo. Y así fue. El Nuevo Estado que surgió tras la guerra practicará desde el principio una política implacable de tierra quemada. Había que exterminar de raíz la planta del liberalismo, de la democracia, del socialismo, del nacionalismo y , por supuesto, de toda la cultura auspiciada por la ILE.